MUCHOS POBRES, MUCHAS RELIGIONES

HACIA UNA TEOLOGÍA DE LAS RELIGIONES LIBERADORA

 

JUAN JOSÉ TAMAYO

 

 

 

Asociación Ecuménica de Teólogos y Teólogas del Tercer Mundo, Por los muchos caminos de Dios. Desafíos del pluralismo religioso a la teología de la liberación, Verbo Divino, Quito, 2003, 187 páginas.

 

            América Latina es un continente religiosamente plural, con un pluralismo cada vez más acusado, que reclama sin demora un diálogo entre las religiones, pero no tanto ni principalmente para llegar a acuerdos doctrinales, y menos aún para establecer un culto común –lo cual no supondría aportación positiva alguna-, cuanto para descubrir las plurales manifestaciones liberadoras de Dios en la historia y en la naturaleza, la pluralidad de caminos de salvación-liberación y la pluralidad de respuestas de la humanidad a esas manifestaciones. Un diálogo en el que las religiones se encuentren en un plano de igualdad, no se encierren en la problemática exclusivamente religiosa y asuman su co-responsabilidad en la respuesta a los problemas de la humanidad.

            El diálogo interreligioso no constituye algo aislado o coyuntural. Se trata, más bien, de una opción de vida, de una actitud permanente ante el hecho religioso plural, de un proyecto teológico de largo alcance y de una experiencia interespiritual inseparable de las experiencias de liberación que viven las personas creyentes de todas las religiones en ese continente desde hace siglos. El diálogo deberá desembocar en la elaboración de una teología de las religiones liberadora, que recupere los elementos emancipadores presentes en todas las tradiciones religiosas, y no sólo en la religión cristiana.

            América Latina es también un rico mosaico de culturas, que lleva derechamente a la superación de la hegemonía de una cultura sobre las demás y a proponer como alternativa al choque de culturas la interculturalidad como estilo de vida, forma de de comunicación, modelo de convivencia y actitud ética. Interculturalidad que debe traducirse en una nueva epistemología y en un nuevo método filosófico y teológico, y es inseparable de las mejores tradiciones liberadoras de las religiones.

            Actualmente se están dando importantes pasos en la dirección del dialogo interreligioso y de la interculturalidad. La Comisión Teológica de la Asociación Ecuménica de Teólogos y Teólogas del Tercer Mundo en América Latina -formada por los teólogos Luiza E. Tomita, Marcelo Barros y José María Vigil- ha puesto en marcha ambicioso proyecto de largo alcance que va por ese camino: plantear los desafíos del pluralismo religioso y cultural a la  teología de la liberación. La pretensión del proyecto es, como observa Pedro Casaldáliga en el prólogo, caminar hacia una teología de las religiones liberadora, elaborar un discurso teológico que vaya más allá del planteamiento tradicional expresado en el adagio excluyente “fuera de la Iglesia (católica) no hay salvación”, y de la posición inclusivista –todavía hoy tan extendida entre los teólogos cristianos-, que defiende la necesidad de que las religiones acepten la mediación salvífica única de Cristo -lo que supone una falta de respeto hacia la identidad de cada religión y una falta de reconocimiento de sus dimensiones soteriológicas-. Se trata de facilitar la recepción de la perspectiva interreligiosa pluralista en América Latina y de posibilitar el diálogo entre ella y la teología de la liberación. La teología resultante no puede ser, como observa Marcelo Barros en su colaboración, eclesiocéntrica ni cristocéntrica, sino vidacéntrica, es decir, “centrada en el proyecto de vida para todos”, incluyendo en el “todos” a la humanidad y a la naturaleza.

            El proyecto tiene programadas cinco grandes obras, la primera de las cuales acaba de publicarse recientemente: Por los muchos caminos de Dios. Desafíos del pluralismo religioso a la teología de la liberación. Tras unos datos estadísticos sobre las religiones en América Latina (F. Damen) y un análisis de la intolerancia religiosa en América Latina (A. Lampe), se exponen algunos de los principales desafíos que el pluralismo religioso y cultural plantea a la teología latinoamericana en general (F. Teixiera), a tres de las teologías más dinámicas y creativas del continente: indígena (Diego Irarrázabal), afroamericana (A. Aparecido da Silva) y feminista de la liberación (L. Tomita), y a la espiritualidad (J. Mª Vigil).

            Marcelo Barros, monje benedictino que ha puesto en marcha una ejemplar experiencia macroecuménica en el Monasterio de la Anunciación de Goiás, parte del hecho de que la teología del pluralismo religioso no parece haber interesado a las teólogas y los  teólogos latinoamericanos de la liberación por considerar, quizás, que no se trata del principal desafío a responder, por creer que es un tema de interés puramente académico, o por pensar que el diálogo religioso ya lo están viviendo. El momento en que realmente la teología de la liberación se mostró en sintonía con la teología del pluralismo religioso fue cuando logró insertarse en las religiones indígenas y negras y en las distintas expresiones del catolicismo popular. Es ahí donde se descubrieron elementos comunes. Para el monje benedictino brasileño, el pluralismo cultural y religioso debe constituir hoy el eje de la teología de la liberación.

            Una aportación relevante es la de Faustino Teixeira, que anima un grupo de reflexión e investigación en el Departamento de Ciencias de las Religiones de la Universidad Federal de Juiz de Fora (Brasil), para quien la conciencia singular del pluralismo religioso provoca un “nuevo modo de hacer teología” contextualizado en una realidad marcada por la dinámica interreligiosa. Una teología ésta del pluralismo religioso que no se queda en el reconocimiento del pluralismo de hecho, sino que avanza hacia una comprensión del pluralismo de principio y hace suya la propuesta de un ecumenismo de la compasión, formulada por Metz, que afirma la vida y la justicia para todos y se muestra sensible al sufrimiento de los seres humanos.

            Una concreción de la teología del pluralismo religioso es la que se lleva a cabo desde las plurales “fes” de los pueblos originarios y desde sus propias expresiones creyentes y teológicas. De ella se ocupa Diego Irarrázabal, quien subraya algunos de los acentos de la reflexión teológica hecha por las comunidades indígenas: dimensión festiva, importancia de lo corporal, horizonte cósmico. En ese marco las teologías de la liberación –y cualquier teología- deben asumir las preguntas abiertas por el acontecer indígena, sus mitos, ritos, utopías y símbolos, reubicarse en su espiritualidad y su sabiduría, sin  quedarse recluidas en lo religioso sino siempre en actitud de búsqueda de vida plena.

            La teología del pluralismo religioso en el contexto latinoamericano debe valorar en toda su densidad y riqueza las plurales manifestaciones religiosas de origen africano. Así lo muestra la colaboración de A. Aparecido da Silva, uno de los pioneros de la teología afrolatinoamericana de la liberación, quien destaca, como expresiones mayores de esa religiosidad, el Camdomblé brasileño, el Vodú haitiano y la Santería cubana, a las que hay que sumar otros ritos. El teólogo brasileño cree necesario desprivatizar la teología cristiana, superar la asimetría actualmente existente entre las teologías y eliminar la idea tan extendida en no pocos entornos cristianos, tradicionales y progresistas, de que la “teología cristiana” es la verdadera y única teología mientras que la teología afroamericana no es otra cosa que creencias populares absurdas e idolátricas. El respeto a la pluralidad de caminos metodológicos entre las diferentes teologías constituye la primera y necesaria condición para que el diálogo interreligioso sea auténtico. Un diálogo que no se queda en la esfera religiosa sino contribuye a la aproximación entre los seres humanos y los pueblos.

            José María Vigil presenta la espiritualidad del pluralismo religioso como una nueva experiencia espiritual con características bien definidas: a), se aleja de las tradicionales actitudes que expresan privilegio y exclusividad, como la “elección” y la existencia de un único camino de salvación y de un salvador único; b) está abierta a la complementariedad y a la vivencia interreligiosa que bebe y se alimenta en las fuentes espirituales y sapienciales de todas las religiones; c) genera un nuevo espíritu misionero, que pone en crisis las motivaciones de la misión fundada en el exclusivismo o el inclusivismo y la entiende como impulso hacia los demás pueblos y religiones con quienes comparte la búsqueda de la salvación-liberación; d) se guía por una relectura de la cristología soteriológica en diálogo con otras soteriologías; e) posee un nuevo espíritu crítico y penitencial; f) va en busca de un nuevo tipo de verdad, la que nos hace libres, una verdad no como depósito cerrado sin en crecimiento progresivo que es necesario descubrir dialógicamente; g) tiene como criterio hermenéutico y vital la liberación de los pobres.

            La teología feminista de la liberación se muestra sensible al pluralismo religioso, como pone de manifiesto la teóloga Luiza Tomita a través del testimonio de varias teólogas latinoamericanas, varias de ellas pertenecientes a culturas y religiones afroamericanas, que plantean muy certeramente los desafíos y las aportaciones del feminismo a las religiones y viceversa, al tiempo que reconocen como hecho mayor la marginación de la mujer en todas las religiones. El lugar de encuentro entre el feminismo y las religiones quizás esté en las experiencias religiosas de las mujeres desde su propia subjetividad y en su lucha por la emancipación de todas opresiones que impone el patriarcado en la sociedad y en las religiones.

            El libro recoge la madrugadora contribución de Paul Knitter sobre el tema, “Un diálogo necesario: entre la teología de la liberación y la teología del pluralismo”, de 1987, que constituye todo un programa innovador. Los teólogos de la liberación, escribía entonces el teólogo norteamericano, están percibiendo que la liberación integral (política, económica, nuclear) es una tarea demasiado grande para que sea asumida por una única nación, cultura o religión. Es tarea que corresponde a todas las religiones, culturas y naciones, ya que en todas ellas hay elementos que contribuyen a la solidaridad, a la paz, a la justicia, a la defensa de la naturaleza, en una palabra, a la liberación integral de la humanidad y de la naturaleza, ambas amenazadas de muerte por el modelo de desarrollo científico técnico de la modernidad y por la globalización neoliberal. Por ende, es necesario compaginar, en el ámbito interreligioso e intercultural, la teoría y la praxis de la liberación. “Muchos pobres, muchas religiones”: es lo que Knitter llama la dipolaridad dinámica, que ha de mantener la tensión dialéctica y mutuamente fecundante. A su vez, observa, los teólogos de las religiones también perciben que un diálogo entre las religiones que no promueva el bienestar de toda la humanidad está muy lejos de ser un diálogo religioso. En estudios posteriores como One Heart, many Religions. Multifaith Dialogue and Global Responsability (1995) Knitter ha ampliado el horizonte del bienestar a la naturaleza, a la Tierra, y habla de eco-bienestar. 

            El punto de partida de una teología liberadora de las religiones no es un acuerdo previo sobre lo que constituye la esencia de la religión, sino la experiencia de la sotería, el misterio de la salvación, central en todas las religiones. La perspectiva en que ha de moverse son las víctimas. Llama la atención que las editoriales españolas –tampoco me consta de las latinoamericanas- no hayan publicado ninguna de las obras de Knitter, cuando se trata de una de las aportaciones más originales y creativas del actual panorama teológico mundial. Invito a que lo hagan. Una excelente introducción al pensamiento de Knitter es la tesis doctoral de Albert Moliner, El pluralismo interreligioso y la perspectiva de las víctimas. Estudio de las aportaciones de Paul Knitter, cuya síntesis ha sido publicada por la Facultad de Teología de Catalunya (Barcelona, 2001). Somos muchos los teólogos y las teólogas que estamos comprometidos en el desarrollo de una teología del pluralismo religioso y cultural en el horizonte hermenéutico, vital y práxico de la teología de la liberación. 

            El pluralismo religioso y cultural es quizás uno de los más importantes desafíos que tiene delante la teología de la liberación en el nuevo siglo. Los estudios recogidos en este libro abren una nueva etapa, a mi juicio tan prometedora como las precedentes, tanto en dicho paradigma teológico como en el conjunto de la teología. La obra conjunto constituye el mejor aval de lo que pueden ser los trabajos que vengan después. Es también un impulso y aliciente para que las teólogas y los teólogos del Primer Mundo respondamos al desafío del diálogo interreligioso y de la interculturalidad en nuestro contexto no miméticamente sino de manera creativa, y en perspectiva liberadora.

 

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